09 diciembre 2007

LA PAZ DESEADA, ¿LAS GUERRAS NECESARIAS?

Que haya Paz... , ¿conviene que haya Paz en el mundo?, o dicho de otra manera ¿conviene la existencia de guerras? ¿que consecuencias tendría la ausencia de guerras en las economías del primer mundo?, ¿a quien benefician las guerras?.... Veamos...

En 2001 se creo en la bolsa de valores americana el ÍNDICE DE DEFENSA (Spade defense index) que refleja el valor de las acciones de las empresas que abastecen (armamentisticamente) al departamento de defensa de EEUU.

En 2002 con la guerra de Afganistan este índice subió un 25%, es decir que de haber invertido en acciones de estas empresas justo antes de la guerra, cualquier inversor hubiera ganado un buen pellizco...
En 2003 llego la guerra de Irak, el índice repunto un 80% hasta 2004, de nuevo el inversor que justo antes de la guerra de Irak, hubiera invertido en alguna empresa armamentista hubiera obtenido suculentos beneficios...
Este inversor X podría ser un político o políticos con información privilegiada (...) para invertir todos sus ahorros o es mas, pedir crédito y hacer el negocio de su vida...

Solo hay que ver la evolución del índice desde finales del 2001 (atentado 11-s NY) hasta el día de hoy: ver gráfica , además me ha impresionado el hecho de que este índice siempre ha estado por encima de los índices mas importantes de la bolsa americana como el NASDAQ, DOW JONES y S&P, dentro del mismo periodo, ver la gráfica comparativa (linea azul)

Creo que alguna de las preguntas iniciales ya tienen respuesta, ¿no?
EL GRAN NEGOCIO DE LA GUERRA, ¿les interesa a los accionistas de las empresas armamentistas la PAZ?
Por cierto el "sr" George Bush hijo y su padre han sido asesores y colaboradores de alguno de estos grupos empresariales, sirva de ejemplo Carlyle group ...

La industria armamentista, y ahora me refiero globalmente, EEUU y Europa, ha inundado de armas África, Oriente próximo, Indochina, ...y en general cualquier región en conflicto, además ha financiando la compra de estas, lo que a parte de promover la escalada bélica,
ha supuesto un lastre para el posterior desarrollo económico y social de las regiones afectadas.
Mientras que las economías de los países productores se han visto favorecidas por el incremento de la demanda de armas, asociada al incremento de los conflictos bélicos.
Esto se traduce en una mayor producción de armas, con lo cual esta industria genera nuevos y numerosos puestos de trabajo, que solo la PAZ, seria capaz de eliminar...

No son pocos los países que han llevado a cabo reconversiones industriales, potenciando la industria armamentista, sin ir mas lejos España...

Por lo tanto creo que todas las preguntas iniciales quedan más o menos contestadas.

Y es que la inaceptable realidad que no queremos ver, nos muestra que las guerras, la pobreza, etc... son componentes de la gasolina que alimenta el motor que mueve el desarrollo de nuestra vida occidental.


P.D: Y viene a cuento la importante campaña:

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Cierto es lo que dices, Mas creo que la paz para llegar a ser verdaderamente paz, requiera guerras.
El ejemplo es que pa llegar a que todos los pais del mundo, indistintamente de su poder se llegue a un acuerdo es practicamente imposible, ya que cada gobierno de dicho pais mira por el suyo y sus intereses.
no obstante creo que entre todos tendriamos que dar el brazo a torcer empezando por dar ejemplo los paises mas poderosos. Mientras que estos no aflojen, los demàs no tendriamos que dar el primer paso.
Que quede claro "LAS GUERRAS JENERAN DINERO".

... dijo...

...dices que, para que haya Paz han de haber guerras...
La finalización de una guerra o conflicto bélico solo se consigue con la derrota de uno de los dos bandos,¿NO? Pongamos Irak como ejemplo de esto, ¿la derrota del regimen de Sadam, ha llevado la Paz a Irak? es mas, diria que se destruyo su Paz con la invasión americana de Irak.
Hoy, hay Paz en Iran,...hasta que a algún país(EEUU) le interese generar un conflicto, para salvar el culo a su economia y controlar los recursos energéticos de la zona...
Por lo tanto las guerras son las causantes de la ausencia de Paz, y por ello opino contrariamente a lo que tu dices, y si alguna guerra es el camino hacia la Paz, es solo aquella en la que un pueblo oprimido se levanta contra el poder o clase que los oprime.(de estas hoy en dia no conozco ninguna)
Un abrazo Esteban

Anónimo dijo...

La guerra, és un sufrimiento insoportable, donde los inocentes conocen el infierno, donde los niños juegan entre obuses i cascos de bala, donde la muerte es pan de cada dia. Y cuando llegue la paz ya serà tarde para curar las edidas.

La guerra és siempre un negoció y un juego de los que son incapaces de resolver los conflictos sin la lucha armada.

Quiero creer, que la fuerza de la paz es más fuerte que la de la violencia. Gandhi venció una guerra, una potencia. Lo izo desde una idea justa i convincente. Solo los hombres que creen de verdad en la justicia son capaces de vencer a los que oprimen con la fuerza.

Las armas no traen justicia, las ideas pueden vencer.

Es más peligroso un maestro que un soldado, és más penetrante un libro que un fusil i solo eso nos puede ajuadar lograr un mundo sin armas!

fernando dijo...

Estimados,reafirmando con un ¡SÍ!estrepitoso y doloroso la reflexión de Nico acerca de la fabricación de guerrras y todo lo que ésto supone, recordé entre otras cosas amargas,la guerra de Malvinas junto a un largo proceso de devastación intelectual,moral y creativa .Tal proceso se prolongó demasiado tiempo,y para muchos, se convirtió en Naturaleza , en Razón de Ser... Sin embargo, siempre han habido,voces,letras,acciones,acontecimientos que se asomaban y se escurrian por los resquicios más insospechados con intención de hacer una labor social,un despertar colectivo,mostrar una palabra diferente. Había necesidad de desenmascarar una trama,una compleja urdimbre. Pero...,¿Quién le pone el cascabel al gato?" decían unos ratones...,Já,complejo el tema del miedo ¿no?. En aquellos entonces se hizo famosa una frase en Argentina,"No te metas",y así siguió todo...
Pero volviendo a estos retoños tan oportunos y necesarios que nacen del árbol talado y que persisten en hacer amanecer quiero recordar con ustedes a María Elena Walsh,recordar su lucha contra la opresión y la mentira. Ahí va una de sus canciones.
¿Diablo estás?
Juguemos en el mundo
mientras el Diablo no está.
¿Diablo estás?

Me estoy poniendo la cartuchera
y la casaca militar
y con mi música de metralla
a todos quiero ver bailar.

Me estoy poniendo los guantes blancos
y el chaquetón ministerial
y ya me voy a firmar decretos
para que todo siga igual.

Me estoy poniendo la capelina
y un delantal de caridad.
Primero invento pobres y enfermos
después regalo el hospital.

Estoy poniéndome los anteojos
y no termino de contar
monedas de oro, billetes nuevos,
cheques que nadie cobrará.

Me estoy vistiendo de funebrero
con una flor en el ojal
para ir a ver la pornografía
que es mi menor debilidad.

Estoy poniéndome la armadura
para el congreso de la paz.
El que primero tire la bomba
junto conmigo reinará.

Juguemos en el mundo
mientras el Diablo no está.
Sus obras y sus pompas
quién no las festejará.
¿Diablo estás?

Por último sugerir una lectura de Gilles Deleuze que creo aclara bastante bien el tema del control y del poder.El material pueden encontrarlo aquí : http://aefucr.blogspot.com/2007/04/posdata-sobre-las-sociedades-de-control.html
Un abrazo para todos,Fernando

fernando dijo...

Estimados,les dejo un material de Eduardo Galeano,que si bien lleva ya tiempo escrito ,quien más quien menos podrá encontrar(o no) alguna congruencia con la actualidad.

El teatro del
Bien y del Mal
Por Eduardo Galeano


En la lucha del Bien contra el Mal, siempre es el pueblo quien pone los muertos.
Los terroristas han matado a trabajadores de cincuenta países, en Nueva York y en Washington, en nombre del Bien contra el Mal. Y en nombre del Bien contra el Mal, el presidente Bush jura venganza: “Vamos a eliminar el Mal de este mundo”, anuncia.
¿Eliminar el Mal? ¿Qué sería del Bien sin el Mal? No sólo los fanáticos religiosos necesitan enemigos para justificar su locura. También necesitan enemigos, para justificar su existencia, la industria de armamentos y el gigantesco aparato militar de los Estados Unidos. Buenos y malos, malos y buenos: los actores cambian de máscaras, los héroes pasan a ser monstruos y los monstruos héroes, según exigen los que escriben el drama.
Eso no tiene nada de nuevo. El científico alemán Werner von Braun fue malo cuando inventó los cohetes V-2, que Hitler descargó sobre Londres, pero se convirtió en bueno el día en que puso su talento al servicio de los Estados Unidos.
Stalin fue bueno durante la Segunda Guerra Mundial y malo después, cuando pasó a dirigir el Imperio del Mal. En los años de la guerra fría, escribió John Steinbeck: “Quizá todo el mundo necesita rusos. Apuesto a que también en Rusia necesitan rusos. Quizá ellos los llaman americanos”. Después, los rusos se abuenaron. Ahora, también Putin dice: “El Mal debe ser castigado”.
Saddam Hussein era bueno, y buenas eran las armas químicas que empleó contra los iraníes y los kurdos. Después, se amaló. Ya se llamaba Satán Hussein cuando los Estados Unidos, que venían de invadir Panamá, invadieron Irak porque Irak había invadido Kuwait. Bush Padre tuvo a su cargo esta guerra contra el Mal. Con el espíritu humanitario y compasivo que caracteriza a su familia, mató a más de cien mil iraquíes, civiles en su gran mayoría.
Satán Hussein sigue estando donde estaba, pero este enemigo número uno de la humanidad ha caído a la categoría de enemigo número dos. El flagelo del mundo se llama, ahora, Osama Bin Laden. La CIA le había enseñado todo lo sabe en materia de terrorismo: Bin Laden, amado y armado por el gobierno de los Estados Unidos, era uno de los principales “guerreros de la libertad” contra el comunismo en Afganistán. Bush Padre ocupaba la vicepresidencia cuando el presidente Reagan dijo que estos héroes eran “el equivalente moral de los Padres Fundadores de América”. Hollywood estaba de acuerdo con la Casa Blanca. En esos tiempos, se filmó Rambo 3: los afganos musulmanes eran los buenos. Ahora son malos malísimos, en tiempos de Bush Hijo, trece años después.



Henry Kissinger fue de los primeros en reaccionar ante la reciente tragedia. “Tan culpables como los terroristas son quienes les brindan apoyo, financiación e inspiración”, sentenció, con palabras que el presidente Bush repitió horas después.
Si eso es así, habría que empezar por bombardear a Kissinger. El resultaría culpable de muchos más crímenes que los cometidos por Bin Laden y por todos los terroristas que en el mundo son. Y en muchos más países: actuando al servicio de varios gobiernos norteamericanos, brindó “apoyo, financiación e inspiración” al terror de estado en Indonesia, Camboya, Chipre, Irán, Africa del Sur, Bangladesh y en los países sudamericanos que sufrieron la guerra sucia del Plan Cóndor.
El 11 de setiembre de 1973, exactamente 28 años antes de los fuegos de ahora, había ardido el palacio presidencial en Chile. Kissinger había anticipado el epitafio de Salvador Allende y de la democracia chilena, al comentar el resultado de las elecciones: “No tenemos por qué aceptar que un país se haga marxista por la irresponsabilidad de su pueblo”. El desprecio por la voluntad popular es una de las muchas coincidencias entre el terrorismo de estado y el terrorismo privado. Por poner un ejemplo, la ETA, que mata gente en nombre de la independencia del País Vasco, dice a través de uno de sus voceros: “Los derechos no tienen nada que ver con mayorías y minorías”.
Mucho se parecen entre sí el terrorismo artesanal y el de alto nivel tecnológico, el de los fundamentalistas religiosos y el de los fundamentalistas del mercado, el de los desesperados y el de los poderosos, el de los locos sueltos y el de los profesionales de uniforme. Todos comparten el mismo desprecio por la vida humana: los asesinos de los seis mil seiscientos ciudadanos triturados bajo los escombros de las torres gemelas, que se desplomaron como castillos de arena seca, y los asesinos de los doscientos mil guatemaltecos, en su mayoría indígenas, que han sido exterminados sin que jamás la tele ni los diarios del mundo les prestaran la menor atención. Ellos, los guatemaltecos, no fueron sacrificados por ningún fanático musulmán, sino por los militares terroristas que recibieron “apoyo, financiación e inspiración” de los sucesivos gobiernos de los Estados Unidos.
Todos los enamorados de la muerte coinciden también en su obsesión por reducir a términos militares las contradicciones sociales, culturales y nacionales. En nombre del Bien contra el Mal, en nombre de la Unica Verdad, todos resuelven todo matando primero y preguntando después. Y por ese camino terminan alimentando al enemigo que combaten. Fueron las atrocidades de Sendero Luminoso las que en gran medida incubaron al presidente Fujimori, que con considerable apoyo popular implantó un régimen de terror y vendió el Perú a precio de banana. Fueron las atrocidades de los Estados Unidos en Medio Oriente las que en gran medida incubaron la guerra santa del terrorismo de Alá.



Aunque ahora el líder de la Civilización esté exhortando a una nueva Cruzada, Alá es inocente de los crímenes que se cometen en su nombre. Al fin y al cabo, Dios no ordenó el holocausto nazi contra los fieles de Jehová y no fue Jehová quien dictó la matanza de Sabra y Chatila ni quien mandó expulsar a los palestinos de su tierra. ¿Acaso Jehová, Alá y Dios a secas no son tres nombres de una misma divinidad?
Una tragedia de equívocos: ya no se sabe quién es quién. El humo de las explosiones forma parte de una mucho más enorme cortina de humo que nos impide ver. De venganza en venganza, los terrorismos nos obligan a caminar a los tumbos. Veo una foto, publicada recientemente: en una pared de Nueva York, alguna mano escribió: “Ojo por ojo deja al mundo ciego”.
La espiral de la violencia engendra violencia y también confusión: dolor, miedo, intolerancia, odio, locura. En Porto Alegre, a comienzos de este año, el argelino Ahmed Ben Bella advirtió: “Este sistema, que ya enloqueció a las vacas, está enloqueciendo a la gente”. Y los locos, locos de odio, actúan igual que el poder que los genera.
Un niño de tres años, llamado Luca, comentó en estos días: “El mundo no sabe dónde está su casa”. El estaba mirando un mapa. Podía haber estado mirando un noticiero.

Y ahora estimados , para despedirme en esta noche, quisiera hacerlo honrando el amor y la vida,la paz y la libertad.
Un abrazo Nico

... dijo...

Buenas noches Fernando, muy bueno el texto de Eduardo Galeano y que bueno que lo hayas insertado.
Justo ahora en el mismo momento en que tu has publicado el texto de Galeano, yo estaba leyendo unos textos de Slavoj Žižek y el siguiente me parece interesante y ligado en parte al de Eduardo Galeano, así que lo inserto a continuación:

Por Slavoj Žižek | 12.Marzo.2006

Durante siglos, se nos ha dicho que sin la religión no seríamos más que animales egocéntricos luchando por lo que nos corresponde, que nuestra única moral sería la de la manada de lobos; sólo la religión, se decía, puede transportarnos a un nivel espiritual más elevado. Hoy, cuando la religión aparece como fuente de una violencia exterminadora de un extremo al otro del mundo, la certeza de que los fundamentalistas cristianos, musulmanes o hindúes no se dedican a otra cosa que a abusar de los mensajes espirituales más nobles de sus respectivos credos y a pervertirlos hace que lo anterior suene cada vez más falso. ¿Qué ocurriría si restableciéramos la dignidad del ateísmo, uno de los más excelsos legados de Europa y quizás nuestra única alternativa en pro de la paz?



Hace más de un siglo, en Los hermanos Karamazov y en otras de sus obras Dostoievsky advirtió contra los riesgos del nihilismo moral ateo con el argumento esencial de que si Dios no existe, entonces todo está permitido. El filósofo francés André Glucksmann ha recurrido incluso a la crítica de Dostoievsky, al nihilismo ateo, para aplicarla a [los atentados del] 11 de septiembre de 2001, tal y como se da a entender en el título de su libro Dostoievsky en Manhattan.

Pocas argumentaciones podrá haber más disparatadas: la lección del terrorismo de nuestros tiempos es que, si Dios existe, todo, sea lo que sea, incluso el hacer saltar por los aires a miles de personas inocentes, está entonces permitido, al menos para aquéllos que proclaman que actúan directamente en nombre de Dios, puesto que está claro que el hilo directo con el ser superior justifica saltar por encima de cualquier barrera o consideración puramente humanas. En pocas palabras, los fundamentalistas han terminado por no diferenciarse en nada de los comunistas estalinistas y ateos, para quienes todo estaba permitido en razón de que se consideraban a sí mismos como instrumentos directos de su divinidad: la necesidad histórica de avanzar hacia el comunismo.



Durante la Séptima Cruzada, al mando de San Luis, Yves le Breton contó que se había encontrado en cierto momento con una anciana que vagaba por las calles con un plato en su mano derecha, del que salían llamaradas, y con un cuenco lleno de agua en su mano izquierda. Al preguntarle la razón por la que llevaba las dos vasijas respondió que con las llamas iba a prender fuego al Paraíso hasta que no quedara ni rastro de él y con el agua iba a apagar las llamas del Infierno hasta que no quedara ni rastro de ellas, «porque no quiero que nadie haga el bien con el fin de ganarse la recompensa del Paraíso o por miedo al Infierno, sino sola y exclusivamente por amor a Dios». Hoy por hoy, esta actitud ética, verdaderamente cristiana, se mantiene viva principalmente en el ateísmo.



Los fundamentalistas realizan lo que ellos consideran que son buenas acciones con el fin de cumplir la voluntad de Dios y obtener la salvación; los ateos las realizan simplemente porque eso es lo que hay que hacer. ¿Acaso no es ésta nuestra experiencia más elemental de moralidad? Cuando realizo una buena acción, no la hago con las miras puestas en ganarme el favor de Dios; actúo así porque, en caso contrario, no soportaría mirarme al espejo.Por definición, una acción moral encierra en sí misma su propia recompensa. David Hume, que era creyente, insistió en este punto de un modo absolutamente conmovedor cuando escribió que la única forma de demostrar un respeto auténtico por Dios era actuar moralmente sin tener en cuenta la existencia del mismo.



Hace dos años, los europeos debatían si el preámbulo de la Constitución Europea debía mencionar el cristianismo como factor clave del patrimonio europeo. Como suele ser habitual, se llegó a una solución de compromiso, una referencia en términos generales a la «herencia religiosa» de Europa. Ahora bien, ¿dónde se ha quedado el legado más preciado de Europa, el del ateísmo? Lo que hace singular a la Europa moderna es que se trata de la primera y única civilización en la que el ateísmo es una opción plenamente legítima, no un obstáculo para cualquier cargo público.



El ateísmo es un legado europeo por el que merece la pena luchar, y entre las razones para ello no es la menor la de que genera un espacio público en el que los creyentes pueden sentirse a gusto. Véase por ejemplo el debate que se desató en Liubliana, la capital de Eslovenia, mi país de nacimiento, cuando estalló la siguiente polémica de orden constitucional: ¿debería permitirse a los musulmanes (en su inmensa mayoría, trabajadores inmigrantes llegados de las antiguas repúblicas yugoslavas) la construcción de una mezquita? Mientras que los conservadores se oponían a la mezquita por razones culturales, políticas e incluso arquitectónicas, el semanario liberal Mladina no tuvo ningún empacho, con absoluta coherencia, en defender la mezquita de acuerdo con su preocupación por los derechos de las personas procedentes de las demás ex repúblicas yugoslavas.



No resultó sorprendente, dada su tendencia liberal, que Mladina fuese también una de las escasas publicaciones eslovenas que reprodujera las tristemente célebres caricaturas de Mahoma. Pues bien, a la inversa, aquellos mismos que hicieron gala de la máxima comprensión hacia las protestas violentas que habían originado esos dibujos entre los musulmanes fueron también los que a menudo habían expresado su preocupación por el destino del cristianismo en Europa.



Estas alianzas extrañas confrontan a los musulmanes de Europa con un dilema francamente arduo: la única fuerza política que no los reduce a la condición de ciudadanos de segunda clase y que les abre un espacio a la expresión de su identidad religiosa son los liberales ateos e indiferentes a cualquier dios, mientras que aquéllos que están más próximos a sus prácticas sociales religiosas -su reflejo en el espejo-, los cristianos, son sus principales enemigos políticos. Lo paradójico es que los únicos aliados auténticos de los musulmanes no son aquéllos que publicaron en primer lugar las caricaturas por lo que tenían de impactantes, sino aquéllos que las reprodujeron en defensa del ideal de la libertad de expresión.



Mientras que un ateo auténtico no tiene necesidad alguna de reafirmar su propia posición a través de ninguna provocación a los creyentes mediante blasfemias, ese mismo ateo se niega a reducir el problema de las caricaturas de Mahoma a una cuestión de respeto a las creencias del otro. Y es que el respeto a las creencias del otro como valor máximo no puede significar más que una de estas dos cosas: o tratamos al otro con una actitud de condescendencia y evitamos herirle a fin de no echar por tierra sus ilusiones o adoptamos la actitud relativista de la multiplicidad de verdades, con lo que se descalifica, por su carácter de imposición violenta, cualquier insistencia indubitada en la verdad.



¿Qué ocurriría, sin embargo, si sometiéramos al islamismo, junto con todas las demás religiones, a un análisis crítico, respetuoso pero, por esta misma razón, no menos implacable? Este, y sólo éste, es el medio de mostrar un respeto auténtico por los musulmanes: tratarlos seriamente como adultos responsables de sus creencias.


Título Original: Defenders of the Faith.

Publicado en The New York Times:

http://www.nytimes.com/2006/03/12/opinion/12zizek.html?_r=1&oref=slogin


Y bien decia alguien, a modo anónimo, "es más penetrante un libro que un fusil" y es cierto, pero tambien es cierto y lamentable que cada vez se leen menos libros y que las ideas o ideales de la sociedad en general no son la justicia, la moralidad, el respeto, entre otros...

Un Abrazo a todos, con algunos no podrán, no nos vamos a dejar...

Gracias Fernando por el texto y un fuerte abrazo

Sergi dijo...

Hola a todos!
Yo soy el anonimo! disculpad no supe poner mi identidad.

Se han comentado cosas muy interesantes.
Os adjunto un texto Eduardo Galeano
que m'encanta y que pienso que habla al fin de los que sufren:
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.

Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:

Que no son, aunque sean.

Que no hablan idiomas, sino dialectos.

Que no profesan religiones, sino supersticiones.

Que no hacen arte, sino artesanía.

Que no practican cultura, sino folklore.

Que no son seres humanos, sino recursos humanos.

Que no tienen cara, sino brazos.

Que no tienen nombre, sino número.

Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.

Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.

... dijo...

OK! Sergi.
Impresionante Eduardo Galeano, dicen que estava entre los candidatos a premio nobel de la Paz 2007, si, el que al final gano Algore... no hace falta que haga ningún comentario al respecto...