02 febrero 2009

[...]Dejadme la esperanza.

Hola nuevamente compañeros.
Junto al artículo de Eduardo Galeano les dejo tambien los recuerdos de José Martí ,de su presidio político en Cuba (cap.V).
Lo de Martí lo adjunté dada la familiaridad de sus palabras con los tiempos que corren.
Un abrazo y que a fuerza de cultivar la virtud podamos vencer la mediocridad y la indiferencia. Fernando

Tristes, sombríos, lastimeros recuerdos son éstos que al calor de mi idea constante me presta la memoria que el pesar me hizo perder.
Las que habéis amamantado a vuestros pechos al niño de rubios cabellos y dulcísimos ojos, llorad.

Las que habéis sentido posarse en vuestras frentes la mano augusta de la imagen de Dios en nuestra vida, llorad.

Los que habéis ido arrancando años del libro de los tiempos para cederlos a una imagen vuestra, llorad.

Jóvenes, ancianos, madres, hijos, venid y llorad.

Y si me oís, y no lloráis, la tierra os sea leve y el Señor Dios tenga piedad de vuestras almas.

Venid; llorad.

Y vosotros, los varones fuertes, los hombres de la legalidad y de la patria, la palabra encarnada del pueblo, la representación severa de la opinión y del país, gemid vuestra vergüenza, postraos de hinojos, lavad la mancha que obscurece vuestra frente, y crece, y se extiende, y os cubrirá el rostro y os desgarrará y os envenenará el corazón.

Gemid, lavad, si no queréis que el oprobio sea vuestro recuerdo y la debilidad y el miedo y el escarnio vuestra triste y desconsoladora historia.



OPERACIÓN PLOMO IMPUNE

Eduardo Galeano

(Contratapa de Brecha - 16 enero 2009)

Para justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y
cosecha coartadas.

Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los
terroristas, logrará multiplicarlos. Desde 1948, los palestinos viven condenados a
humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus
tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus
gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo
castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente
las elecciones, en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el
Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los
salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a
dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
***
Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas,
acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían
sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla
de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la
existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de
exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las
balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para
evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak
invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro
pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los
títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que
el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
***
Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las
Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales
internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único
país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la
impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no
hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el
gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar al IRA. ¿Acaso la
tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde
proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus
vasallos?
***
El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No
mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales,
según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños
colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología
del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente
en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos
muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de
manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien
vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las
doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la
que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
***
La llamada comunidad internacional, ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el
nombre artístico que Estados Unidos se pone cuando hace teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre,

la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones
altisonantes, las posturas ambiguas rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como
siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra
lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de
judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda
histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca
fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una
cuenta ajena.

(Este artículo está dedicado a mis amigos judíos asesinados por las dictaduras
latinoamericanas que Israel asesoró.)